El abuso o maltrato infantil tiene muchas vertientes, más de las que nos podamos imaginar, son más de mil maneras de maltratar a un menor.
Podemos ver en televisión al famoso Michael Jackson poniendo en grave riesgo la vida de un bebe asomándolo peligrosamente por un balcón y no pasa nada amigos pero eso es maltratar a un menor aunque no se lo crean y muchas legislaciones penan estos actos en sus Leyes.
También tenemos un claro ejemplo de maltrato a un menor que me llegó vía email de un gran amigo que se llama Eugenio, acá visionando el vídeo podemos observar como en algunos países la vida de un menor no vale nada.
Y ya no solo es lamentable que hagan estas barbaridades con un menor, es que lo usen como centro de atención y ocio de unos turistas entusiasmados con lo que ven y dispuestos a dejar unas monedas por el espectáculo ofrecido.
Son muchas las formas de abusar de un menor, no lo olviden amigos día a día se maltratan a millones de niños en el mundo y lo peor de todo es que nuestras sociedades más “civilizadas” no hacen nada para evitar este maltrato infantil.
Vemos como en muchos países se usan a los niños como soldados, se les explota laboralmente y hacen con ellos un circo como se muestra en el vídeo.
Pero también acá en España vemos como a muchos pequeños se les esclaviza para mendigar, robar y prostituirse.
Solo queda un camino y debemos ser serios y tomarlo, se trata de la denuncia, sí queridos lectores DENUNCIAR es siempre lo más responsable como ciudadano para evitar lo que se hace con estos niños.
Usted va a perder un poco de tiempo con la denuncia a las autoridades, pero va a salvar de los abusos y maltratos a un menor, así que considere que ese tiempo no es perdido, es vida que usted devuelve a un menor.
Este es un artículo de opinión de Senovilla.
5 comentarios:
Ojalá tu voz llegue a muchos y a quienes tienen que llegar.
Conozco poca gente con tu sensibilidad.
Ese es mi deseo que la gente se conciencie y actue.
Gracias por todo Eugenio.
Saludos.
Gracias Senovilla por tus valiosos aportes para aumentar la conciencia de los bloggers en favor de la niñez.
Un abrazo
Letizio
UNIDOS PODREMOS CONTENER TAL FLAGELO.
AGRADECIDA POR TUS DECIRES EN MIS BLOGS TE INVITO A PASAR POR ELLOS Y RETIRAR LOS REGALSO DEJADOS EN TODOS ELLOS.
UN MUY FELIZ FIN DE SEMANA TE DESEO.
PAZ Y AMOR .
MARYCARMEN
WWW.WALKTOHORIZON.BLOGSPOT.COM
No. No podría ser de otra manera.
Oscar es un chico de trece años y tiene miedo.
Apenas son las ocho de la mañana, desayunando y con la mirada puesta en la puerta de la habitación de sus padres, la vida se le tiñe un poco más de color negro. Bueno, a veces.
La mayoría se vuelve rojo, rojo sangre.
Acaba de empezar el día, la mochila con los libros está preparada desde anoche y curiosamente son sus latidos los que se aceleran cuando por unos instantes, suena un despertador.
Sale de la habitación José Manuel, su padre, encendiendo un cigarrillo negro.
-Ya tendrías que estar saliendo por la puerta.
-Sí, pero como aún me queda más de media hora, he preferido desayunar bien. Hoy me toca gimnasia y no tendremos deporte precisamente.
- ¡He dicho que ya tenías que estar saliendo por la puerta!
Repetía, indicando con el dedo el camino por si se le había olvidado. El uno fue a por la mochila y el otro al servicio.
Cuestión de segundos.
En clase todo era distinto.
La pizarra...
¿Quién no se acuerda de ella después de haber pasado arduos años frente a ella, escribiendo u observando lo que alguien escribía?
Existe algo de romántico en esta situación. Desde lo propiamente dicho hasta el fijarte en las compañeras que en pocos cursos, van desarrollando su cuerpo y se contempla toda su hermosura, cuando de espaldas a ti, tienen que anotar algo en la parte más alta de ella. Gimnasia, los cincuenta y cinco minutos más encantadores del día , más aun cuando llegaba el buen tiempo, dos veces a la semana y alguna tarde extraescolar.
Las notas, motivo de palizas increíbles, aunque Oscar siempre aprobaba todo.
¿Siempre? Esta vez, no.
Un serio nudo se le había interpuesto en la garganta.
Un temblor inigualable, unas lágrimas pensando en lo que pudiera venir. Miedo, repetida palabra.
Dos; Matemáticas y Ética. Dos, Dios...
-Oscar, ¿te Ha caído ética?
-Si. Se lo he preguntado al profesor y me ha dicho que fue por lo del trabajo.
No lo comprendo metimos muchas horas juntos para hacerlo y ahora mira.
-Puede que haya sido culpa mía. Tenía que haber pensado en desarrollarlo sobre otro tema. Tenías que ver la cara que puso el profesor cuando leyó el título.
-Entonces sería culpa de los dos, ya que los dos fuimos quienes lo hicimos.
La persona que irrumpe en este relato es Noelia, una compañera
de clase y probablemente, la chica con la que mejor se llevaba
del colegio. No era de las más guapas, pero todos aseguraban que tenía algo especial. Era rubia, su cara estaba un poco rellena, pero sus ojos verdes perdonaban lo anterior. Su mirada triste y desconfiada, hacían de ella una jovencita tímida y acomplejada de su complexión fuerte, con unos labios carnosos que emitían un hablar muy rápido y corto, casi siempre con muy poca fuerza.
El hecho de haber suspendido les hizo reflexionar en que hubiera sido mucho más fácil desarrollar un tema más superficial.
La ecología, por ejemplo. Nada peor que verte censurado en tu propia educación, como si fuera poco con los padres, que de buena gana esperarían la buena noticia.
Los ojos brillaban y nada se puede hacer ya.
Un abrazo y unas cuantas palabras sin sentido, llegó a lo que sorprendentemente ninguno de los dos hoy lo hubiera imaginado:
Un beso. Pero un beso en los labios y real. Unos de esos que sientes como tu lengua se choca contra la de alguien y en ese momento
no sabes que hacer. Fue el primero para los dos. Los ojos brillaban aún más, las manos se apretaban y la sonrisa no se hizo esperar.
Un beso... ¿Quién besaría primero a quién?
Es algo imposible de explicar. Sucedió, por que si, sin poderlo evitar.
La hora de vuelta a casa fue el problema para continuar ese beso. Oscar, mas feliz que nunca entró en el piso, con una sonrisa de oreja a oreja. Su padre ya estaba en la mesa. La mochila la dejó como costumbre encima de la cama y el olor a verdura en la cocina no consiguió menguar su alegría. El padre no le quitaba ojo de encima y al sentarse en la mesa por fin, le preguntó:
-Pero bueno, que cara traes hoy. por lo menos casi todas sobresalientes ¿no?
-No papá, me han tirado matemáticas y tambien en ética.
Un plato interrumpió la conversación.
Voló hasta la pared y allí estalló.
-Osea, cada vez a peor. Suspendes y encima vienes todo contento.
Ya veo que te hace gracia. Pues el plato lo vas a recoger con la lengua y haber si esto también hace que te rías, por que de mí no te vas a burlar tú.
José Manuel se quitó el cinturón y empezó a dar correazos a un Oscar que indefenso, pensaba en Noelia.
Pasaron los minutos y el padre se tuvo que ir a trabajar.
Solo y destrozado lloraba a los pies de un sofá.
Se abrió la puerta del piso y entró su madre con cara de situación.
-Pero chico ¿qué ha pasado aquí?
-Mamá, cuantas veces te lo vaya tener que decir. Papá me ha pegado.
Mírame, no me digas que me lo busco. No he hecho nada, mejor dicho, no le he hecho yo nada para que él se porte así conmigo.
La madre ya traía suficientes preocupaciones del trabajo y prefería decir lo mismo que siempre.
Encerrado en su cuarto estuvo toda la tarde pensando en lo que le decía su madre.
Al día siguiente todo eran burdos comentarios.
-¿Qué te ha pasado? Parece que te hayan pegado.
-No, me caí ayer de la bicicleta en el parque.
-Eso del ojo es un puñetazo. Lo sé, he visto varios en una amiga.
-¿Y tambien sabes quién se los dio?
-Su padre , acostumbraba a pegarle. Me da vergüenza decirlo, pero
es así.
-Pues lo mío no es eso, que culpa tengo yo de ser tan torpe.
-Yo sería incapaz de hacerte algo así. Bésame como ayer, lo necesito.
-No, espera. A ti ¿qué te han dicho de las notas?,no me lo has dicho.
-Todavía no se las he enseñado.
Al volver a casa, sin hacer ruido se metió en el cuarto y vio que faltaban cosas. Incluso no estaba el tablero de ajedrez, con el que había ganado infinidad de partidas desde que en su niñez se lo
regalaron. Por cierto, no estaría nada mal que a su media costilla le gustara tambien este juego. Sería fabuloso.
-Hasta que no saques esas dos asignaturas, de aquí tu no sales. ¿Entendido?
Vuelta a empezar.
Con el tiempo aprendió que es mejor no decir nada.
Todo se vuelve en contra tuya. Además, la madre no había llegado y entonces era cuando más peligro existía.
A las horas, suena el teléfono. Era Noelia y le quería ver.
Su voz era más frágil que nunca y su mensaje corto. Sorpresa, le habían pegado a ella tambien.
Oscar perseguía en la mirada una solución que no existía.
Tarde, era ya tarde y su padre estaba al llegar.
-Vuelve a casa, mañana se lo contamos al tutor, al jefe de estudios o a quien sea. Pero lo decimos todo bien claro...
Al día siguiente los oídos no daban crédito a lo que oían.
Que era normal. Que una buena bofetada a tiempo era lo mejor, que seguro que le dolía más a sus padres el tener que hacerlo.
Noelia se desabrochó la camisa y subiéndose el sujetador, enseño uno de sus pechos. Estaba morado. Todo era una inmensa moradura.
-¿Esto le parece normal, Señor Ramírez?
El tutor desaflojó un poco su corbata y se echo las manos a la cabeza. Seguidamente cogió la agenda y le pidió el teléfono de sus padres. Esto había ido demasiado lejos.
La casa seguía llena de rabia como siempre.
Las fotos colgadas en la pared. Cada una tenía su recuerdo negativo. Estaba su madre, a quien le contó que se había echado novia.
Ella le contestó que luego dijera que su padre era malo , cuando en vez de estudiar, tonteaba con las chicas, que ya tendría tiempo para eso. Que ahora lo que tenía que hacer era estudiar.
Los días pasaban y el curso llegaba a su fin, recuperó las dos asignaturas y en la última evaluación no le quedó ninguna, eso si muchas con un cinco rapado, como se suele decir.
Noelia, no tuvo la misma suerte. Una vez mas, ese idioma, ese ingles, que nunca le conseguía entrar, no aprobó.
En casa de Oscar no cayeron bien las notas. Eran muy bajas y las palizas continuaban aunque fueran por otros cauces:
dejar el baño sin recoger, la cama sin hacer, la mesa sin poner y un sinfín de cosas por el estilo.
El caso es que José Manuel, era un hombre muy respetado en el barrio donde nadie tenía ninguna queja con él, pero dentro de casa era irreconocible. Ese era el problema. Nadie creía a Oscar.
Todo tenía dos caras, notablemente distintas.
Empieza el verano y ya no hay tanto estudio.
Este sería especial y la piscina da prueba de ello, por ejemplo.
Noelia, la compañía, por supuesto.
Con el verano llegaba tambien su cumpleaños. hipócrito día con regalo incluido que igual no le duraba una semana por que bien se lo había quitado o se lo había estrellado a la primera de cambio.
Este incluyó el regalo de su novia un no me olvides de esos que sale el nombre por un lado y la fecha que inicias la relación por el otro. Un regalo sensacional. Los padres no pensaban igual.
Estaban disconformes con todo lo que sucedía y trataban de borrar este capítulo de sus vidas.
El verano comienza a finalizar, con ello la vuelta a clase se avecina y es de suponer que mas bien pronto que tarde la historia se repetiría. Habían encontrado en sí mismo y en el otro algo mas importante que un estudio. Mas importante que un título académico.
Habían logrado un título a nivel personal.
Ese amor primerizo y sincero, por el cual darías todo.
La vida, si fuese necesario. Pero la realidad que es lo que cuenta, obligaba a que el estudio fuera lo principal.
Por tener la misma letra del apellido les tocó hacer juntos otro trabajo de ética. Era para nota de la primera evaluación y el nuevo profesor que les tocó, ya no era aquel dictador que opinaba por los demás.
Era un hombre abierto o al menos daba ese margen de confianza, así que se pusieron manos a la obra.
La relajación en el estudio, fue el principal motivo de que le cayeran tres y el enseñarlas en casa era algo inevitable;
-Papá, me han caído tres. Ahí tienes las notas. Estoy harto de que todo lo acabes siempre igual. Aquí tenemos una silla, nos vamos a poner de acuerdo para discutir esto de una forma civilizada.
No quiero seguir así, como si tuviese cinco años, que ya soy mayor y se cuando algo me sale mal.
-Ya, pues muy bien, si eso es lo que prefieres, siéntate.
-Gracias.¿Y bien?
-Ha llamado por teléfono tu profesor de ética.
Ha dicho que le parecería buena idea meter vuestro trabajo en la revista del instituto, colegio o lo que sea. No conozco los cursos de la ESO muy bien, pero no andas muy encaminado que se diga.
-Es que cada año es mas difícil.
-Yo trabajo mas de ocho horas al día y seguramente vuelvo a
casa cansado como tú. Si lo hiciera mal, es decir, si suspendiera, me mandarían a la calle.¿No crees?
-Supongo que sí.
-Pues por eso todos los santos días vaya trabajar, entre otras razones por tu madre y por ti.
-No es lo mismo. En casa no haces nada.
-¿Qué quieres que haga? Que ayude mas a tu madre, que resuelva
tus deberes o que te dé un beso en los morros como lo hace tu
novia. Dímelo, que yo no lo tengo claro.
-No te enfades pero mi madre no para en todo el día.
-Osea que no puedo ni tener un rato libre.
-Yo no he dicho eso.
Solo digo que podrías ser siempre como lo eres ahora.
Comunicativo ,compañero, que pudiera pedirte consejo y ayuda cuando llegue le ocasión. Ya sabes de lo que hablo.
-Ni los padres eligen a sus hijos, ni los hijos a los padres, creo que eso está claro. Pero cambiando de tema, dime un motivo para tener que haber hecho el trabajo de ética sobre la violencia infantil.
¿Ves todos los días eso a las personas o qué?
Yo no creo que haya sido un padre de esos que salen en la televisión por matar a los hijos. Pienso yo, vamos.
-La violencia no es solo eso. Es una bofetada sin motivo , una paliza por lo que sea o algo que no llegue a la muerte necesariamente.
Hasta puede ser psicológica, emocional o sexual pero ahí entramos en un tema tan amplio que si empezamos a desarrollarlo también nos pueden dar las uvas, como si nos adentramos en negligencias y abandonos, explotaciones laborales, rechazos y demás, la lista seria tan extensa que nos llevaría todo el día y parte de mañana.
-Aún te pensarás que si te he pegado alguna vez ha sido para tener méritos como afamado violento infantil.¿No?
-A veces me has pegado por que en el trabajo tenías problemas, otras por que te llevabas mal con la mamá y otras por que sí.
José Manuel se levantó y se fue a la habitación.
-¿Ves esto?
-Sí ,claro que lo veo.
-¿Sabes lo que es?
Parecen pastillas contra el embarazo. Nos las enseñaron en Educación sexual, junto con otros anticonceptivos.
-Pues las toma, para no tener mas hijos. Y aquí solo está la caja, las pastillas siempre las lleva consigo.
-Pero eso tambien es cosa de ella.
-Yo siempre quise tener una niña. Veo que no entiendes nada y
encima te las das de listo cuando en realidad eres el mas tonto que conozco. A la postre tenías que ser hijo mío.
-Yo tampoco pienso que tú seas el mejor padre, eso ya lo sabes hace muchos años.
-Ay madre ...
El rostro del padre cambió por completo y tiró la caja por la ventana. Su mirada era de odio, sus manos temblaban.
- En España, y se puede decir que estamos en un país del primer mundo, la cifra de casos con denuncia es alarmante y cada año es mayor, es un problema de todos, mas serio de lo que parece.
Oscar se levantó de la silla y se acercó a él.
Sabia perfectamente lo que iba a ocurrir, lo había vivido mil veces pero siempre le quedaba la esperanza de que ya no le volviera a pasar nunca mas. Se detuvo frente a el y dijo:
-Qué me tendrás que decir ahora para que pongas esa cara.
El padre no respondió y comenzó a golpearle la cara.
En un intento de defensa por su parte, terminó por enfurecerle más que nunca. Lo golpeaba en el suelo con todas sus fuerzas.
Le agredía en la zona del estómago y los genitales, echando hacia un lado las sillas del salón para montar su propio rodeo privado en el salón, hasta que como un súper héroe logró ponerse en pié.
Para poco le sirvió.
Fue empujado a la pared, dejándole inconsciente.
-Levántate que será peor.
Nada. Continuaba golpeando un cuerpo que no se inmutaba.
-Levántate que será peor.
Con la respiración sofocada dejó de golpearlo y se fue a la cocina a por un botellín de cerveza. Como siempre había ganado en su juego.
Comenzó a tirar los platos por la cocina y a cerrar las puertas del armario bruscamente sin aparente motivo.
Una hora mas tarde llegó su madre de trabajar, viendo el estado de la casa y a su hijo en el suelo envuelto en un charco de sangre.
Se abalanzó sobre él y sintiendo que todavía estaba vivo, no dudo en pedir socorro por teléfono a un ambulancia.
-Cabrón, te dije que no le hicieras daño. Hace tiempo que me tenía que haber separado de ti pero ahora si que lo hago.
Llegó el ambulancia y la madre se fue tambien con ellos.
El medico sabia perfectamente que podría haber sucedido pero por precaución le pregunto en un tono nervioso.
-¿Como demonios le ha sucedido esto?
-Mi marido, ha sido él.
La madre ,por cierto, Patricia, lloraba al sanitario sobre el hombro derecho y ya una vez dentro del hospital, permaneció una hora sin saber nada mientras la intentaban tranquilizar como fuese, hasta que le pudieran decir algún tipo de resultado o sospecha.
-Señora...
-Dígame, doctor.
-Su hijo está muy grave. Será mejor que lo vea. No quiero mentirle, lo mas seguro es que fallezca esta misma tarde.
Patricia cojiéndole la mano veía como el médico le miraba con tristeza una vez dentro del box.
- Lo mas apropiado seria que se tomara un relajante, le iría bien.
-¡Noelia! La tengo que llamar.
Rompió la bata verde y salio corriendo, cuando apenas solo había cruzado la puerta del área, se cruzó con su marido.
-No, tu aquí, no. Vete, hazlo, por lo más sagrado del mundo, que soy capaz de matarte. Lárgate de aquí.
- Te recuerdo que tambien es mi hijo.
Siguió corriendo en busca de algún teléfono.
-¿Está Noelia?
-Si ,pero está castigada. Lo de hoy a ido a mayores, le han caído
cuatro. Por cierto ¿ quien la llama?
-La madre de Oscar. Él está en la UCI, en el box catorce, venir.
-Dios, ¿Qué le ha pasado?
-Mi marido, ha sido él. A poco lo mata.
No podía continuar. Lloraba sin poder mediar palabra.
Cortó la comunicación y volvió otra vez corriendo.
Estaba todavía José Manuel dentro y se fue sin decir ni una palabra al Juzgado a denunciarle.
Dos agentes fueron con ella y se encontraron a un padre llorando destrozado a través del cristal.
-Seguro que lo hace para quitar leña del fuego.
Le detuvieron y se lo llevaron a comisaría, pasando directamente a disposición judicial ese mismo día, mientras que el médico era cada vez mas pesimista, sobre el estado del paciente.
Noelia apareció con sus padres. Los ATS no les habían permitido la entrada, pero el médico les dejó verle. Se quedó mirando su rostro desfigurado mientras se acercaba a él.
-Oscar, soy yo. Soy tú chiqui. Por favor, respóndeme. Yo te quiero. Soy la chica mas feliz contigo y sin ti no podría vivir.
Háblame, amor mío, no me hagas esto, dime algo ...
Sus padres y la madre salieron a la sala de espera, dejándoles solos mientras el padre le dijo a Patricia:
-Yo a Noelia tambien le he dado alguna vez mas de la cuenta. Pensaba que lo hacía por su bien, pero un día el jefe de estudios me llamó y se me cayó la cara al suelo de la vergüenza que pasé.
No la he vuelto a tocar. Siento lo sucedido, créame.
Se sentaron en aquella sala como pudieron puesto que estaba llena de gente y en ella al rato entró la chica mas alegre del mundo.
Sus ojos, no parecían suyos. Su mirada, no acostumbraba a ser así.
-Me ha apretado la mano y parecía que intentaba hablar.
Os lo juro. Está mucho mejor.
Patricia volvió a romper a llorar y esta vez costo mucho mas tiempo poderla tranquilizar.
- Esa es la mejoría de la muerte. ¿Habéis oído hablar de ella, no?
Un niño que había en la sala dijo que nunca había escuchado eso.
La confusión se libró definitivamente con el médico.
-Ruego me acepte retirar lo que he dicho antes. El chaval a dado un giro de ciento ochenta grados. Queda esperar, pero ahora está fuera de peligro. No puedo decir mucho mas.
Fue como cuando te toca la lotería, algo mágico y fantástico.
El resto de la sala miraba con cara envidiosa, esta vez sana, por supuesto. Mas tarde todos quisieron verle.
Pasaron las horas y reaccionaba favorablemente y la tranquilidad regresó a los rostros, mientras que ya charlaban con él.
Al día siguiente vino un hombre que sé interesó en lo que le había pasado y entre pregunta y pregunta, se imaginó, que sería algún inspector. Al despedirse, este tipo le regaló una guitarra.
Tambien al día siguiente, pero por la tarde lo subieron a planta, quitándole por fin, todo ese lío de cables y tubos.
Arriba ya le comentó la madre que lo había denunciado y que se iba a separar de él. Intentaba constantemente tranquilizarlo.
La decisión le pareció correcta a oscar y sonrió.
Lo que no se imaginaba es que al salir de allí, al primer lugar que iría es a casa de Noelia. A su casa a comer. No cabía dentro de sí.
Sus padres, el hermano de ella, su madre y ellos dos como pareja y puede que algún familiar mas todavía se añadiera a la comida.
El padre de Noelia se notaba emocionado hablando en el aperitivo.
-Me ha dicho tú madre que eres muy bueno jugando al ajedrez.
-¡Buf! Hace tiempo que no juego una en serio.
-Luego se verá si eres bueno o no. Si te apetece, vamos.
-¿De verdad? No me lo imaginaba de ti.
-Ostia, que yo de joven estaba federado y todo.
Las relaciones con los padres eran increíbles y no echaba de menos en absoluto los seis meses que le habían caído a su padre. Incluso algún fin de semana se iban de excursión, dentro de que el reposo lo respetara. Alguna de las lesiones tardo mucho en finiquitarse.
Llegó un día especial. Fue en la playa. Habían estado besándose durante toda la tarde y Oscar no daba a basto en acariciar a una adolescente que no dejaba de apretarse a él, mirándole con deseo.
-Necesito que me aclares una duda. Dime: ¿A qué esperas?
- ¿A que espero de que?.
-A decirme que si quieres que hagamos el amor.
-Ante todo quiero respetarte , además, me imagino que te enfadarías si te lo dijera así de pronto. ¿Tu quieres hacerlo?
-Tonto, tonto y tonto. ¿Te lo habían dicho alguna vez?
-Sí, mi padre sobretodo.
-Lo siento, era broma.
-Ven se han ido a cenar al pueblo de al lado. Tardarán en volver.
En la habitación del hotel, Noelia se desnudó para él.
El hizo lo mismo para ella y juntos se metieron en la cama.
-Espera. Compré esto hace tiempo, pensando en algún día usarlo contigo. Esta marca no sale por la tele, pero bueno ...
Eran felices y el padre de ella le enseñaba tácticas al ajedrez.
Uno prefería jugar con la reina, el otro con los caballos, pero hacían interesantísimas partidas que no lograban bajar de ninguna manera de las cuatro o cinco horas. A ella le aburría enormemente este juego, así que día que se ponían a jugar, día que quedaba con las amigas o estudiaba, lo que fuera necesario.
Oscar, entre unas cosas y otras, prácticamente daba el curso
por perdido, aunque después de lo ocurrido, es de suponer que era eso lo que menos importancia tenía. Aprendió en cambio a tocar
la guitarra que aquel hombre le regaló, a medias con la madre para ser sinceros. Pero la desilusión de ella se dejaba caer más cada día. Tenía que terminar los papeles de la separación y eso como para cualquier obrero no era nada fácil. Salir de un piso y meterse en otro, ya que era prácticamente inalcanzable, para una cuenta corriente que apenas lograba llegar a fin de mes. Todo era una improvisación, una persecución al calendario en la cual nada iba a su favor.
-Mamá, cuando nos vamos a ir de aquí. ¿Pronto?
En silencio le respondía que todos los días miraba algún centro de ayuda a la mujer pero al tener un salario, nada de nada.
A casa de los abuelos sería el último sitio donde ir ya que siempre estuvieron en contra de las nuevas tendencias.
-No seas así, tranquilízate que todavía estamos bien aquí.
¿A qué barrio prefieres ir?
-Si se puede elegir, pues al de Noelia.
-Pero si ya tendrás tiempo de vivir con ella.
¿Nunca te lo has planteado?
-Hace muchos días, mamá. Pero, ¿Y tú?
- yo ya veré, que todavía soy muy joven tambien.
La conversación finalizó en un abrazo, mientras que caía la noche.
Los días pasaban como la lluvia pero uno se volvió eterno.
Llamaron a la puerta, apareciendo un José Manuel mucho mas delgado y con un aspecto que recordaba a uno de esos hombres que te encuentras en la calle, sentado en el suelo pidiéndote unas monedas. Él solo pidió una cosa. Poder hablar con su hijo.
Fue echado del piso poco menos que a patadas, recordándole lo que hizo. No tenía todavía la libertad condicional, tan solo un fin de semana, del cual lo primero que hizo fue ir a pedir perdón, sin que ninguno de los dos ni siquiera le escuchara una sola palabra.
El miedo volvió a los cuerpos y la angustia se respiraba en el piso como si estuviera empadronada en él.
Le contaron lo sucedido a los padres de Noelia tomando el café y les ofrecieron estar en su casa hasta que encontraran algo por ahí.
En una habitación se instalaron los dos y las miradas compartían la misma preocupación. Había motivos para luchar por dejar atrás a ese hombre, mitad salvaje ,mitad persona, pero Oscar no dormía bien desde que vio a su padre la última vez. Esa imagen de hombre destrozado le mordía en lo mas profundo de su alma.
Un día fue a visitarle, por primera vez, llevándole de regalo un cartón de tabaco.
Se sentó ante él una persona prácticamente desconocida, alguien que podría representar en teatro el papel fatal de pecador, perfectamente.
-¿Qué me querías decir el otro día?
-Nada, supongo que intentar arreglar algo que no tiene solución.
Su voz era débil, ya no era arrogante e irrespetuosa.
Sus ojos desprendiendo lágrimas hacían dudar de que si esa persona era la misma de siempre ,de que si era su padre.
-Yo ,cuando tenía tu edad ,desaprovechaba los días frente a un libro que al fin y al cabo no me sirvió de nada. Cuando fallaba en algo el profesor me golpeaba con una regla o con 1o que fuese, vamos. Llegaba a casa y tú difunto abuelo no era menos.
Por aquel entonces era lo correcto, ayudar así al hijo a que se hiciese un hombre de provecho, un hombre con mayúsculas.
Hoy es al revés, no se os puede tocar y sufro cuando leo que te desvías, por que las palabras para mí, el viento se las lleva y te recuerdo que yo los estudios los aprobé. Mi propio padre era el primero en decirle al profesor que si me portaba mal, no dudara en darme cuatro azotes. He tenido que entrar aquí para darme cuenta de lo que he hecho. No volverá a suceder, te doy mi palabra.
Oscar volvió al piso con la apariencia de haberse encontrado con un viejo amigo. En la forma de hablar, de respetar el turno, de una forma que para nadie resulta desagradable. Sencillamente, podría perdonar lo que le hizo. La disculpa fue extensa y no cabía la posibilidad de abandonarlo en este momento, como lo hacía su madre.
- Todos cometemos errores y él se arrepintió del suyo.
Asi se lo contó a su madre ,quien no compartía para nada una posible reconciliación .Su indignación resultó inexpresable y por mil veces el no fue contundente. No paro de decir que el futuro del mañana es cosa de los niños de hoy, que si el maltrato es una enfermedad social terrible y cosas por el estilo. Volvió a prohibirle ir a ver a su padre a ningún sitio, ya fuera por el motivo que fuese.
Oscar pensaba de una manera completamente distinta y durante unos días estuvo enfadado con su madre pero una tarde, inexplicablemente convenció a Patricia a ir a cenar los cuatro, ante el enfado de los padres de Noelia que no aprobaban la idea, pero claro, no eran quien para opinar sobre esos asuntos. Opinaban lo mismo que la madre, lo consideraban una locura de lo mas peligrosa y cuando oscar se ausentaba no dudaban en levantar la voz y ponerse como locos balanceando a la madre en el lugar que fuese, esperando por fin, que negara de una vez la propuesta y todo tipo de contacto con José Manuel.
Durante la noche hablaron madre e hijo en la intimidad, las lagrimas de oscar hicieron que por primera vez se escuchara un si, pero pequeño. Casi sin voz, le dio las gracias y al día siguiente volvió a hablar con los padres de Noelia, esta vez mucho mas convencida de quedar los cuatro a comer o a cenar un día.
Las caras continuaron largas y no había manera de conseguir ponerles de acuerdo, no paraban de decir barbaridades hasta que mas o menos dijeron que ya lo habían hecho.
Que mejor quedar para una cena, algo fuera de lo cotidiano y vulgar, algún sitio que tuviera baile, una orquesta de esas llena de músicos, con todo tipo de instrumentos, desde el mas pequeño hasta el armatoste mas aparatoso.
Y con buenas voces, y coreografía de bailarines en el escenario, y un sin fin de cosas mas.
- Y que tenga aparca coches. Sentenciaron los buenos de oscar y Noelia.
La cara de las madres se detuvieron al mismo tiempo y se pusieron serias otra vez.
- No se si esto es una buena idea. Le decia la una a la otra.
Movían la cabeza y se comían las uñas, mientras nombraban días para luego decir que no podían quedar.
Días mas tarde oscar volvió a ver a su padre. Sin permiso de su madre, claro y le comento lo de la cena los cuatro, diciendo que solo faltaba ya ajustar la fecha en la que podían todos.
José Manuel se quedo en silencio y comenzó a escribir en una hoja de papel. A los dos minutos la doblo hasta tres veces y se la dio con el deseo de que se la entregara a su madre.
La carta que la leyeron todos, hizo su efecto y las fechas comenzaron a ser mas posibles.
Ya no había problemas tan graves y parecía que iba a llegar lo imposible, una fecha y un lugar.
La fecha estaba ya elegida pero el sitio... Desde luego era lo mas delicado de acertar. Le dijeron a oscar tres opciones, para que se las comentara a su padre, y a los pocos días, resultaría que ya estábamos tan solo a solo dos semanas de la gran cita, de la gran cena, de la gran noche.
Resultó todo con normalidad. La cena no es que fuera del otro mundo, pero era muy buena, además no había caras largas en la mesa y eso hacia pasar mucho mejor los alimentos.
Llegó la hora de brindar con el cava, cuando fue el padre quien haciéndose cargo de los gastos, pidió perdón a su mujer y queriendo brindar por ella, sacó del bolsillo interior de la americana un paquete que se lo dio diciendo que era un regalo.
Las miradas se unieron salvo que una, era de desconfianza e inseguridad y la otra parecía mas bien la de un quinceañero.
-Es idéntico al que me regalaste antes de casarnos, es precioso.
Era un colgante de oro con un corazón pequeño que se abría, saliendo a cada lado, una imagen de ellos.
-Esta vez está hecho por láser y estamos un poco mas viejos.
-Anda que no lo sentí cuando lo perdí en el viaje de novios.
Noelia aburrida dijo de ir a bailar y así fue. Oscar salio detrás de ella para no ser menos.
Como si el destino quisiera apuntillar pronto, la orquesta tocaba lento, con delicadeza, con mucho sentimiento.
Al rato entraron en la pista los dos con cara de que no lo iban a hacer bien, José Manuel la abrazó y empezaron a bailar el uno muy cerca del otro, mientras que Oscar y Noelia no perdían ojo.
Bailaban fijándose en la pareja que sin duda, mas interés ponían en la sala.
Esa pareja si que mostraba pasión por el baile.
-Bueno, bueno. Ya vemos que esta noche estáis todos muy enamorados. Vamos a finalizar el ciclo de canciones lentas con ese pedazo de tema de Carlitos Gardel, ese "Volver".
La orquesta hizo lo que en un principio parecía imposible.
Dejaron de bailar y cojidos de la mano escuchaban la canción.
-Por un momento me he creído que podíamos volver.
-¿por qué no puedes ser siempre como hoy?
-Estoy aprendiendo mucho estando preso. Lo he perdido todo.
No me digas que eso no te hace razonar y cambiar..
-Bésame...
El otoño que ya casi acababa, trajo consigo la reconciliación cogida de la mano y José Manuel vio las puertas de aquella prisión por última vez. Tantos cambios otra vez que nos llevarían un libro solo para contarlos por encima simplemente.
Por casa la normalidad parecía gloria, ya no había mal ambiente mas que el típico de su edad, si acaso alguna regañina, por los horarios, casi siempre. Por la llegada los fines de semana y demás.
Los padres de Noelia acostumbraban en alguna ocasión en subir a tomar el café. Nada era mas envidiable ,que los días de campo. Domingos por lo general. Aquellas parrilladas campestres, que terminaban con la partida de rabino y la caminata para bajar la comida hasta que oscurecía.
Independientemente de que repitiera curso, Oscar dio un giro en sus notas, obteniendo una media muy alta en todas las asignaturas.
Vamos que todo iba sobre ruedas, por fin se podía ver a diario su sonrisa, tampoco es que hubiera tenido ningún problema serio, todo se desarrollaba con normalidad, hasta que lo tuvo y vaya que si lo tuvo...
Una tarde Noelia le dijo que estaba embarazada.
-No puede ser Noelia, será un retraso, como vas a estar embarazada, si además, siempre usamos preservativo.
-Pues se nos rompería uno. Va muy en serio. Me he hecho la prueba en una farmacia.
-¿Delante de todos?
-No te rías, esto no podemos tomarlo a broma. ¿No lo entiendes?
-Ya me imagino la cara de nuestras madres diciéndonos de todo.
Se fueron primero a casa de Oscar pero allí no había nadie, así que fueron a la de ella, donde los rostros asombrados balbucean que abortar lo último. Que asumieran lo que habían hecho.
Las miradas no sabían que decir pero hablaban solas.
Las manos se agitaban y por fin saltaron en forma de reproches y llantos. Nadie quería marcha atrás, pero era difícil comprenderlo.
Volviendo a casa después de que ella se quedara castigada en la suya, no dejaba de mirar al cielo, como diciendo;
-¿Por qué a mí? Parece que todo me tenga que pasar a mí.
Mas que a nadie se enfrentaba a sí mismo en casa.
Lo dijo de una sola frase y sin respirar, ya estaban los dos, padre y madre, asi que aprovecho la oportunidad del momento.
- He dejado embarazada a noe, vamos a ser papas.
Se quedaron blancos y se acercaron todo lo que pudieron hasta donde se encontraba, mirando con cara de alucinados.
- La culpa es nuestra, claro.
Ambos siguieron callados aunque la madre se dejaba caer unas lagrimas por las mejillas. Unas lagrimas grandes y fuertes.
- Si no lo hubiéramos hecho, no os estaría diciendo esto ahora.
La madre fue hasta un armario a coger pañuelos de papel.
- Es toda una putada pero que se le va a hacer. Lo vamos a tener, digáis lo que nos digáis.
La madre puso cara de enfado. José Manuel permanecía callado.
- Lo peor de todo es que ya vais a ser abuelitos. ¿Eh?
La madre se puso a llorar y el padre por el contrario empezó a hablar.
- Sois muy jóvenes para tener un hijo. Ya tendréis tiempo para eso.
- Pero es que ya esta aquí, tenemos que afrontarlo desde ya, nos tenemos que relajar todos y entenderlo cuanto antes mejor.
Acabó la conversación saliendo la madre del piso.
Nuevamente regresó el silencio a esas cuatro paredes.
- Oscar, ¿Has visto como se ha ido a trabajar hoy tú madre?
- No papá, pero me lo imagino.
- ¿Como has sido capaz de hacerle algo así?
- Yo no quise que pasara todo esto, pregúntaselo a noe que esta igual que yo. Lo único que tenemos claro es que lo queremos tener.
El cinturón volvió a salir del pantalón y esta vez los golpes fueron increíbles, hasta el punto de que lo dejaron sin vida.
Mientras que Oscar recibía aquellos últimos golpes, gritaba que si fuera niña se llamaría Libertad.
Este chico pudo vivir
en tu ciudad,
en tu pueblo,
en tu barrio,
en tu calle
e incluso
dentro de ti mismo.
Por eso sus palabras te tienen que sonar.
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